El objetivo de este post es mostrarte la curiosa relación de la celulosa con nosotras, las mujeres, porque si analizamos la relación a lo largo de nuestra vida puede sorprenderte. Además de sorprenderte, me gustaría que sonrieras al leerlo. Si es así, el objetivo de este absurdo post está conseguido.
Pero dejadme que al principio sea un poco más técnica, porque es útil conocer la utilidad de la celulosa en el cuerpo humano.
Su utilidad está comprendida en dos campos: nutrición e higiene. En el campo de la nutrición compartiré con vosotros un enfoque más científico, para luego abordar su papel en higiene femenina de una forma más divertida, aunque totalmente real.
Nutrición: La celulosa es una fibra que se encuentra en frutas, verduras y otros alimentos vegetales como parte de las paredes celulares de una planta.
Cuando comes alimentos vegetales, estás consumiendo celulosa. Las mejores fuentes, además de las frutas y verduras de hoja verde, incluyen apio (que es muy rico en celulosa), legumbres, cereales integrales, nueces y semillas. La piel de los alimentos vegetales suele tener más celulosa que la pulpa.
Cuando ingieres estos alimentos la celulosa permanece intacta a medida que pasa por el intestino delgado, porque los seres humanos no tenemos las enzimas necesarias para descomponer la celulosa.
Asímismo, la celulosa es una fibra insoluble, que no se disuelve en agua y estas fibras insolubles pueden ayudar a impulsar los alimentos a través del sistema digestivo y favorecer las deposiciones regulares.
Higiene: la estructura de fibra sólida que tiene la glucosa le confieren características óptimas como material de higiene:
- Absorción. No solo que absorba, también que elimine la
humedad de la superficie, como hacen los pañales. - Impermeabilidad.
- Transpirabilidad.
- Seguridad.
- Higiene. En sus componentes.
- Comodidad. Ligera y moldeable.
Y ahora sí, pasemos a analizar la íntima relación que tenemos nosotras con la celulosa.
Etapa bebé
Piensa poquito, por supuesto no lo recuerdas, pero poco después de nacer te pusieron un pañal de celulosa.
Fue en ese momento cuando la celulosa entró en contacto contigo de una forma muy íntima.
Es el inicio de una relación que nos afecta a todas las mujeres.
Aquel pañal supuso que el meconio, las primeras cacas y especialmente las líquidas no mancharan el pijama, excepto en situaciones de demasiada “materia”, demasiado tiempo sin cambiar el pañal o que alguien, poco habilidoso, te lo hubiera puesto.
Y así estamos mínimo 2 años.
Etapa niña
Cuando ya has conseguido andar, duermes del tirón y solita, comes con cuchara y chapurreas empiezan a querer romper esa íntima y cómoda relación.
¡Quieren quitarte el pañal!
¡Quieren que hagas caca y pis en el inodoro!
Utilizan todos los argumentos posibles:
- Que eres mayor y sólo los bebés, que son torpes, llevan pañal.
- Que es un asco llevar el pis y la caca pegada.
- Que si mantienes el pañal seco eres una «súper-niña».
- Que cada vez que lo pidas tendrás un premio…
Estos argumentos no evitan que sigas con el pañal unos meses más.
El número de meses suele depender de tu interés por liberarte de esa molestia o de si formas parte de una familia con más hermanos. En este último caso el número de meses se reduce notablemente.
No están los padres para tonterías.
Finalmente, los mayores lo consiguen y tu relación con la celulosa se reduce a la noche.
Y en la noche el pañal funciona, porque son muchas horas, tienes sueño y te da pereza pedirlo, se te escapa, bebiste mucha agua en la cena…
Finalmente gana el proceso de madurez y a los 5 años de media abandonas el pañal de la noche.
Hay que reconocer que para la niña es un reto, porque los pañales ahora son de fibras suaves y esponjosas que, además, incorporan un gel superabsorbente que te mantiene sequita.
Todo un ejemplo de madurez. Felicita a tu niña si recientemente ha dejado los pañales.
Y ahora vienen unos años de libertad donde utilizamos la célula en el papel higiénico y poco más.
Etapa adolescencia-premenopausia
En esta etapa la relación de la mujer y la celulosa se retoma.
Empezamos con la menstruación y la celulosa viene en forma de:
Compresa
Al principio, las mujeres elaboraban sus “trapos” o “cinturones” para “esos días” de forma artesanal. Solo algunas podían comprar inventos más elaborados.
Hasta la primera Guerra Mundial, lo que más se usaba eran los paños de hilo de algodón, pero las enfermeras observaron que las vendas elaboradas con celulosa o rayón absorbían mejor la sangre de las heridas, y empezaron a usarlas en sus reglas.
Tuvieron que pasar varias décadas para que se difundiera el uso de compresas higiénicas sin tantos remilgos, y hasta que no llegó cierta liberación feminista, el desarrollo de fibras y, sobre todo, un marketing potente, no se empezaron a encontrar en establecimientos y a usar de una forma normalizada. Las compresas que conocemos ahora apenas tienen 20 años de historia.
Hoy en día puedes encontrar compresas de celulosa con alas, sin alas, para flujo escaso/normal/abundante, perfumadas, no perfumadas, grosor muy
fino/fino/normal, tocológicas, mini, con perlas de gel superabsorbentes, etc.
Tampones
Desde la antigüedad, los primeros tampones se utilizaron tanto con fines de gestión menstrual como anticonceptivos al embeberlos en sustancias espermicidas. Se fabricaban con materiales naturales disponibles en cada región como lana, hierba, papiro, papel, musgo, esponjas, entre otros. Los primeros modelos comerciales aparecieron en el siglo XX.
Según datos oficiales de la OCU, los tampones están compuestos en un 90% de material celulósico recubierto de una finísima película sintética que evita la pérdida de fibras de celulosa y facilita su colocación.
Protegeslips
Éste es el hermano pequeño de la compresa. Como es menos absorbente y más fino, los usamos para ayudar a controlar el flujo vaginal o una regla irregular.
Cualquier mujer a lo largo de esta etapa puede llegar a utilizar una media de 12.000 tampones o 20.000 compresas o protegeslips.
Etapa menopausia
Ésta empieza cuando desaparece la regla y nos decimos ¡por fin libres de celulosa! ¡por fin libres de sangrados, manchas e incomodidad!
Ja, Ja, Ja.
Llega la incontinencia; esa gotita que se nos escapa cuando saltamos, estornudamos, tosemos, reímos o diversos esfuerzos en los que no controlamos el esfínter de la uretra y ale…vuelve la celulosa a nuestras vidas.
Y no nos engañemos, a veces no es una gotita, es “algo” más. Pero si has superado la infancia, la edad del pavo, has madurado, trabajas y las otras mil tareas que cualquier mujer lleva a cabo con esfuerzo y tesón, dale a esa “gotita” la importancia que tiene en tu autoestima = ninguna.
Es un proceso biológico que, nos guste o no, está ligado a nuestro sexo.
La celulosa y las mujeres somos pareja intermitente, pero con una relación muy íntima en las diferentes etapas de la vida. Más o menos durante 40 años la celulosa está pegada a nosotras. Y un último mensaje:
¡Felicidades por ser mujer!